Por El Equipo del Proyecto de Política Mente Incorrecto
La revolución popular de 1979 dejó a Nicaragua al menos cuatro grandes resultados: el derrocamiento de un sistema dictatorial sangriento, la implementación de un magno proceso de alfabetización y dos instituciones fundamentales, un ejército y una policía con valores cívicos
La historia de la Policía Nacional es relativamente corta debido a que es una organización novedosa en la vida de la república de Nicaragua. Esta es la primera organización policial del país, antes de 1979 la Guardia Nacional (GN) hacía las veces de policía, a su vez la GN era la herencia del cuerpo armado que el general conservador Emiliano Chamorro y los marines norteamericanos llamaron la Constabularia, en 1926.
La GN resguardaba las fronteras, espiaba a la oposición de Somoza para eliminarlos, funcionaba como Policía de Tránsito para darle la coima a los coroneles. Era oficina de Migración, investigaba los delitos comunes. Contaba con una oficina “antinarcóticos” mientras sus generales tenían las más grandes plantaciones de marihuana en la zona de Sébaco y Waslala. Controlaba la prensa con una Oficina de Radio y Televisión, que censuraba previamente los contenidos de todos los medios de comunicación.
La Policía Nacional de Nicaragua nace con la revolución en 1979. El Gobierno de Reconstrucción Nacional el 22 de agosto de ese año declara disuelta la Guardia Nacional, la Oficina de Seguridad Nacional y el Servicio de Inteligencia Militar, y las leyes del país.
La policía nace el cinco de septiembre 1979, con el nombre de Policía Sandinista, pero hasta 1980 con el Decreto 559, se crea la “Ley de Funciones Jurisdiccionales de la Policía Sandinista”.
Entre 1982 a 1988 se priorizó la defensa militar debido al conflicto armado que existía con la resistencia. Se formaron fuerzas operativas/administrativas en apoyo a las tropas del Ministerio del Interior. En ese entonces la organización policial era una fuerza bastante militarizada, sus cuadros rotaban en todas las especialidades del Ministerio del Interior (hoy Ministerio de Gobernación) que eran la Seguridad del Estado, el Sistema Penitenciario y la Dirección de Migración
Entre 1989 y 1992 se cambia el uniforme y se asume el nombre de Policía Nacional. El Decreto Ejecutivo 45-92 definió la función, organización y carrera Policial. En 1992, la Ley 144, Ley de Funciones de la Policía Nacional en materia de Auxilio Judicial, fija nuevas funciones a la Institución.
La Unión Nacional Opositora (UNO) que ganó las elecciones en 1990, tenía previsto como parte de su plan de gobierno la liquidación del Ejército Popular Sandinista y la transformación radical de la Policía Sandinista, lo que requería eliminar cuadros intermedios, medios y de dirección de ambos cuerpos armados, debido a su afiliación con el FSLN. Cuando Violeta Barrios asume la primera magistratura del país, el control sobre la organización social y la barrida de mandos para transformar la organización se convirtió en una prioridad, esto con el apoyo del presidente de Estados Unidos George Bush padre.
El gobierno de Barrios y la injerencia del gobierno de Bush era posible debido a que ambas organizaciones, tanto la militar como la policial carecían de leyes propias que las regularan. El plan era erradicar toda la plana mayor de la policía, contando luego con la asesoría del gobierno español de Felipe González y la guardia civil española para transformar la policía. Uniéndose a este plan estaba Arnoldo Alemán, entonces alcalde de Managua, con la idea de formar una policía municipal. Esto puso en alerta al FSLN, que temía el uso político para la persecución de militantes sandinistas por parte de esta nueva fuerza de orden público propuesta por Alemán.
En 1992, el ministro de la presidencia Antonio Lacayo (actual director ejecutivo del Centro Empresarial Pellas) volvió de un viaje a Washington con la misión de despedir al jefe de la policía René Vivas. Esto era una manera de responder a las exigencias de parte del gobierno norteamericano de ir eliminando a los cabecillas del ejército y la policía para destrabar los 100 millones de dólares en créditos y donativos que constituían la cantidad anual prometida de desembolsos de Estados Unidos para Nicaragua por diez años, como premio a la renuncia pública de la presidenta Barrios a la indemnización que la Haya había fijado en 17 mil millones de dólares por el financiamiento y asesoría brindada por Reagan a la resistencia.
La policía se opuso a estos despidos y finalmente, para evitar futuras injerencias por parte del gobierno norteamericano, se condicionó la salida de René Vivas con la formulación de una ley que regulara la institución policial. Se aprovechó que en aquel momento la constitución permitía al ejecutivo aprobar leyes, fue así como nació la Ley Orgánica de la Policía Nacional.
La ley permitió definir la organización, funcionamiento y campo de actuación policial. Así como la posibilidad de tener una identidad propia, de naturaleza civil y de carácter apartidista.
La doctrina policial publicada en 1997 define los valores de Patriotismo, Legalidad, Humanismo, Profesionalismo, Integridad, Servicio a la comunidad, Espíritu de cuerpo, Carácter preventivo y Enfoque de género.
La legalidad se define en la doctrina como “La organización, funcionamiento y actuación de la Policía se basa rigurosamente en la ley. Legalidad implica el apego irrestricto al marco legal existente, la defensa y promoción del Estado de Derecho, la promoción y defensa de los derechos humanos y la actuación imparcial sin distingo de raza, sexo, credo, posición política, económica o social. La legalidad está por encima de los intereses personales de grupos particulares”
A finales de los 90 la Policía Nacional buscó modernización y desarrollo y con el apoyo del Reino de Suecia se puso en marcha el Proyecto de Modernización, Desarrollo y Capacitación de la Academia de Policía y la Policía Nacional de Nicaragua.
La historia posterior de la policía nacional ha tenido sus altos y bajos como en el 2003 cuando las declaraciones (en parte exageradas por los medios) del entonces jefe de la policía Edwin Cordero, de que efectivamente en ocasiones se había pagado con droga a informantes, dejando al descubierto prácticas que fomentaban la corrupción. En el 2006 el entrenamiento de los policías mostró su debilidad cuando un campesino asesinó en Juigalpa a un capitán e hirió a otros dos policías que intentaban desarmarlo; ese mismo año el conductor privado del jefe de la Policía de Managua, Comisionado Mayor Carlos Bendaña, apareció vinculado al asesinato de Jerónimo Polanco, dueño de centros nocturnos de Managua y gran amuigo de la policía que hacía donaciones a la institución.
Por momentos parecía que nuestra policía estaba entrando en un sistema de descomposición bajo la influencia y embate del narcotráfico y las tendencias neoliberales, sin embargo, la policía se sostuvo, manteniendose en el puesto de la policía más eficiente y menos corrupta de Centroamérica; se generó también un combate de frente a la narcoactividad, particularmente bajo el mando de una nueva jefa policial: Aminta Granera.
En el año 2006 Aminta Granera se disputó el puesto de jefa de la polcicía con Ana Julia Guido, que era la preferida entre los oficiales más antiguos por vínculos de lealtad política e institucional. De Granera se decía que no era del pueblo por ser hija de una familia leonesa de alta posición social, a pesar de haberse destacado en la lucha contra Somoza y haber ejercido la jefatura de distintas especialidades de la Policía; también se decía que tendía a actuar de manera excesivamente individualista.
Finalmente el presidente Enrique Bolaños nombró a Granera y la policía mantuvo su lucha por mantenerse en el camino fiel a sus valores y principios, hasta que llegó el año 2007.
Antes de que Daniel Ortega Saavedra asumiera nuevamente la presidencia de la república, la policía nacional había echo un largo y penoso recorrido para convertirse en una de las pocas instituciones sobrevivientes de la revolución. Una institución en continuo aprendizaje que había desarrollado un exitoso trabajo con las pandillas juveniles, único en centro América, con una lucha frontal contra el narcotráfico y un reconocimiento social con el que no contaban otros poderes del estado o los partidos políticos.
El 5 de septiembre de 2008, la primera dama Rosario Murillo leyó en la celebración del 29 Aniversario de la Policía Nacional un decreto presidencial en el que se definía el ascenso como comisionados generales a tres oficiales que se suponía eran leales a Ortega, a la vez que se enviaba a retiro a seis comisionados que gozaban de la confianza de Granera.
Uno de los retirados era el ex jefe de la desaparecida Unidad Anticorrupción, eliminada por órdenes del presidente Daniel Ortega. Ninguno de los retirados estaba en la edad de jubilación, no habían agotado su segundo período en el cargo y todos contaban con buenas referencias
De manera extra oficial se supo que el presidente Daniel Ortega tuvo “razones políticas” para ordenar el retiro de estos oficiales superiores, ya que todos ellos pertenecían al círculo de confianza de la primera comisionada Aminta Granera, quien hasta se dice pensó en la posibilidad de renunciar.
En el año 2008 el presidente Daniel Ortega hizo las siguientes declaraciones en un acto público en el que se encontraban los jefes de la policía y el ejército:
“Esta es una Policía y un Ejército que surgieron de una revolución, con una gran mística, pero en estos 16 años de neoliberalismo, de capitalismo salvaje como llamaba Su Santidad Juan Pablo II ha venido la descomposición por todos lados, tenemos que admitirlo y hemos visto cómo Aminta al frente de la Policía ha sancionado y expulsado a los hermanos policías”.
“Independientemente de sus valores como revolucionarios que tenían, sus valores como luchadores, empezaron a caer en las garras de la descomposición del capitalismo salvaje, como decía Juan Pablo, y entonces los ha tenido que sancionar y expulsar, ha tenido que depurar a la Policía”.
“Pero ahora vienen estos muchachos y muchachas jóvenes que vienen con esta promoción y vienen totalmente limpios, como los muchachos y muchachas del Ejército, que son los que más tenemos que cuidar para que no se nos vayan a descomponer y que tengamos una mayor garantía de seguridad ciudadana”.
En el 2009 la jefa del personal policial Elizabeth Rodríguez y Mercedes Ampie jefa nacional de la comisaría de la mujer asistieron al primer congreso departamental de mujeres sandinistas en instituciones del Estado, en el cual el Frente Sandinista se declaró en campaña permanente para lograr la reelección presidencial de Ortega. Las dos funcionarias votaron públicamente, Rodríguez en uniforme reglamentario e identificación en alto, a favor de la reelección.
La jefa policial Aminta Granera criticó esta asistencia, pero nunca se supo de ninguna sanción. En octubre de ese año, Rodríguez fue promovida y poco después el esposo de Rodríguez Justo Pastor Urbina, fue promovido también para convertirse en director de Operaciones Especiales Policiales (DOEP).
En el año 2010 uno de los hijos del presidente Ortega, se casó con una hija del comisionado mayor de la policía Francisco Díaz, uno de los ascendidos en el 2008 para reemplazar a uno de los cuadros afines a Granera.
Desde el 2008 hasta hoy se han registrado una serie de anomalías y faltas por apatía e inacción de parte de la policía nacional como cuando permitieron que militantes del FSLN agredieran a activistas de la coordinadora civil en el campo de la catedral de Managua. Una actuación evidentemente partidista se pudo ver en el desalojo del alcalde de Boaco, víctima del fraude electoral; e incontables actuaciones de contención y represión a activistas de oposición al gobierno, contrastantes con el dejar hacer a los militantes del FSLN; ejemplos de esto la libertad que se dejó a las turbas desenfrenadas del 2010 ante el Holiday Inn y represión a la marcha de la sociedad civil en abril del 2011.
¿Podría haber parado todo esto la jefa policial Aminta Granera? ¿debería haber renunciado? Los analistas consideran que su posición ha sido muy difícil y que ha hecho lo que ha podido, tratando de mantener viva la doctrina policial herencia de la revolución popular, en medio de un nido de seguidores leales al orteguismo. Nuestra policía nacional logró sobrevivir a tres presidentes neoliberales que intentaron convertirla en instrumento de represión social, mecanismo de persecución política, órgano de corrupción, pero parece que será un presidente del socialismo del siglo XXI que logrará lo que ellos no pudieron.
Aminta Granera termina su período en septiembre del 2011.
Si el presidente de la república logra destruir la legalidad de la policía al convertirla en una que actúa con parcialidad, habrá matado una de las instituciones de nuestra revolución, esta sería, definitivamente, la acción más contrarrevolucionaria posible.
El Equipo del Proyecto de Política Mente Incorrecto
la exageracion mediatica es una de las principales causas de que se le manche a la policia nacional, hay mucha gente que dice que hubo parcialidad al no dejarlos pasar en la marcha de la soc civil, pero que querian armar el pleito?y lo lograron, sin embargo se les detuvo por su propio bien...querian provocar a un mar de gente claramente visible con que objetivo? decir que los otros son los vandalicos? pero quedaron mal ellos lesionaron a mujeres policias y agentes, por culpa de una intolerancia si la coord civil promueve lo correcto por que no lo hizo? no hay que buscar excusas y hacerce responsables por un problema que ellos han creado.crearon un monstro que ya no pueden controlar.
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